Halitosis

Acne ozono terapia

La “Halitosis” es el término empleado para describir el aliento desagradable producto de factores fisiológicos (saliva, morfología de la lengua, etc.) o factores patológicos (alteraciones gástricas, respiratorias, zonas retentivas bucales, etc.) de origen bucal o sistémico.
La causa principal de esta condición es la putrefacción de sustratos proteicos (por ejemplo restos alimenticios) atrapados en las superficies bucales retentivas, principalmente, a causa de los microorganismos anaeróbicos. Esto genera compuestos sulfúricos volátiles, que constituyen los componentes más fétidos del mal aliento.

El ozono tiene un efecto germicida de amplio espectro con la capacidad de inhibir y destruir en poco tiempo bacterias, virus, hongos y esporas, lo que impide la reproducción de las bacterias y modifica la ultraestructura del virus destruyendo su capacidad infectiva.

En base a ello se desarrolló una investigación para abordar este síndrome por medio de la canalización de agua ozonizada a alta presión efectuada con el Generador de Ozono “Skin O3” de la Asociación Argentina del Ozono con el objeto de que la misma pueda incorporarse a los pliegues bucales, nichos y zonas de retención presentes y pueda ejercer sus “propiedades de limpieza y terapéuticas”.
Se trataron pacientes que ingresaron a un protocolo de aplicaciones semanales con agua ozonizada durante un tiempo de exposición y presión previamente establecidas, concomitantemente evaluados con estudios químicos de la carga microbiana de su flora bucal y se arribaron a las siguientes apreciaciones:

  • La aplicación de agua ozonizada disminuye el número de bacterias bucales y sus substratos, por lo tanto combaten el mal olor. Es importante destacar la necesidad de que la misma se encuentre acompañada de la higiene bucal, ya que la principal remoción de microorganismos de los tejidos duros dentales es la terapia mecánica; en tanto que tendrá mayor validez la influencia de agua ozonizada sobre los tejidos blandos dado que la higiene de estos es escasa. Amén de esto hay que preveer que se hallan eliminado todos los presuntivos factores alternativos causantes de la halitosis (problemas periodontales, respiratorios, digestivos, restauraciones protéticas deficientes -donde se hace imposible el acceso para el sistema inmunológico-, etc.) y la baja eficiencia, en muchas ocasiones, de los cepillos dentales posiblemente debida a su menor anchura o a su menor capacidad para remover residuos de la superficie lingual.
  • Según la anatomía de la superficie de la lengua algunas personas acumularán pocos o no acumularán residuos, estas personas requieren poca o ninguna limpieza lingual; mientras otras personas acumulan grandes cantidades de residuos, por lo cual necesitarán realizar este procedimiento con mayor frecuencia
  • A pesar de la efectividad de la limpieza mecánica de la lengua para reducir el mal olor, muchos pacientes pueden presentar náuseas al efectuarla y se requiere práctica para lograr el posicionamiento adecuado del instrumento en la zona posterior del dorso de la lengua con el fin de minimizar el reflejo nauseoso; partiendo de esta premisa la aplicación de agua ozonizada a alta presión evita dicho malestar al paciente.
  • Donde se evidencia la presencia de surcos o grietas sobre los tejidos blandos bucales puede apreciarse que la presión produce su apertura higienizándolos y permitiendo el contacto con el ozono (vehiculizado a través del agua). Esto va a producir una oxigenación del medio, importante para evitar la proliferación de microorganismos anaerobios estrictos (principales responsables de la putrefacción y producción del mal olor).
  • En el dorso lingual se concibe la disminución de la saburra eliminando todos los detritus que la componen (el cúmulo excesivo de células de descamación, restos alimenticios, microorganismos, etc.) disminuyendo el reservorio de sustratos disponibles para la nutrición de los microorganismos, a partir de los cuales se produce la fermentación y emanación de los compuestos sulfúricos. La aplicación de agua ozonizada a alta presión permite que la lengua quede limpia luciendo el color rosado propio de la misma y la observación nítida de las papilas gustativas.
  • La elevada presión con la cual es expulsada el agua ozonizada hacia los tejidos blandos genera además una microabrasión que permite la descamación de las células epiteliales necróticas y cornificadas de las capas más superficiales de los epitelios de las mucosas orales, disminuyendo el reservorio de detritus disponible para los microorganismos fermentadores.
  • Con respecto a los enjuagues bucales, muchos de ellos tienen componentes como el alcohol, el dodecil sulfato de sodio, etc. que pueden tener efectos adversos sobre los tejidos blandos bucales (como ardor lingual, pigmentación del dorso de la lengua y restauraciones estéticas) en tanto que el agua ozonizada no propicia estas situaciones.
  • Para aprovechar las propiedades del agua ozonizada deberá prepararse in situ y en el momento correspondiente al uso profesional en el consultorio clínico ya que tiene un tiempo de acción limitado, de 30 minutos aproximadamente (depende de la temperatura y calidad del agua, etc.), transcurrido este lapso de tiempo el ozono residual disminuye rápidamente. Debe considerarse, además que es necesaria su conservación en medios fríos, de manera que es complejo momentáneamente proponerla como un antiséptico de acción prolongada y de uso ambulatorio. Aunque en algunos países se expendan comercialmente, el fin es netamente comercial.

Cuando la halitosis es de origen bucal y el paciente cumple eficientemente con los procedimientos de higiene bucal, se puede pronosticar una reducción significativa o total de las mediciones de mal aliento. Esto último permite realizar ajustes al régimen de higiene para establecer un control a largo plazo.
La halitosis crónica se trata, pero no se cura porque la halitosis crónica no es una enfermedad sino una condición que en la mayoría de los casos se ve favorecida por la proliferación circunstancial de bacterias que son huéspedes habituales de la boca.

La aplicación de agua ozonizada a alta presión no sólo debe encuadrarse en el tratamiento paliativo de la halitosis sino también que por las propiedades de limpieza, desinfectantes, bacteriostáticas y terapéuticas del ozono puede aplicarse en otros tratamientos como la desinfección de preparaciones cavitarias, desinfección previa a una exodoncia, limpieza de los surcos y fisuras presentes en la lengua escrotal, entre otras.

Al realizarse el tratamiento sobre pacientes sanos disminuye la carga bacteriana sin alterar el equilibrio de la flora evitando el desarrollo de patología inflamatoria o infecciosa.