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Ozonoterapia para prevenir la enfermedad cardiovascular

Enfermedades cardiacas ozonoterapia

El ozono al ser utilizado por vía sistémica tiene acción directa sobre los glóbulos rojos. Aumenta su capacidad de transporte de oxígeno y hace que lo cedan a los tejidos con mayor facilidad, así como también aumenta su superficie de intercambio. Además mejora sus propiedades reológicas, hay un aumento de su elasticidad, lo que les permitirá una mayor penetración a través de los capilares sanguíneos. Todo ello mejora el intercambio de sustancias entre la sangre circulante y los tejidos corporales, aumentando la presión parcial de oxígeno y la oxigenación de los tejidos, de esta forma se previenen los eventos isquémicos. Así, mejora la irrigación cerebral y el aumento de la oxigenación permite mayor producción energética (aumento de producción de ATP). Además se estimulan los sistemas de defensa antioxidante, para disminuir los daños que pudieran ocasionar las especies reactivas de oxígeno cuando no son controladas.
El ozono, por su multiplicidad de acción, mejora los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular. Por ejemplo, se sabe que la hiperglucemia a través de diferentes vías favorece un estrés oxidativo que se relaciona con las complicaciones vasculares de la diabetes. Se ha visto que la ozonoterapia puede reducir los valores de glucemia hasta normalizarlos por un efecto en la susceptibilidad de la insulina, por lo que se infiere la importancia que tiene en la prevención del ictus en el paciente diabético, además de sus efectos beneficiosos sobre el metabolismo celular y de estimulación de los mecanismos endógenos para enfrentar el estrés oxidativo crónico y mantenido que sufren estos pacientes.
Se debe tener en cuenta que la inflamación es un mecanismo clave de la aterogénesis y de la progresión rápida de la enfermedad arterial coronaria. Cuando el estímulo inflamatorio es persistente o se repite continuamente, se originará una inflamación crónica, que puede llegar a destruir el tejido y/o provocar la pérdida de la funcionalidad del órgano afectado. En este sentido, cabe destacar que el ozono tiene conocida acción antiinflamatoria, dado que disminuye la producción de prostaglandinas.
Por tanto, el ozono actúa endógenamente sobre la aterogénesis y también en la progresión rápida de la enfermedad arterial coronaria, lo que disminuye la aparición de complicaciones. Estudios en modelos realizados en animales han demostrado que la aplicación rectal de ozono tiene un efecto protector del endotelio vascular, así como una acción reguladora de las concentraciones de óxido nítrico endógeno, descrito como factor relajante derivado del endotelio.
En resumen, se puede decir que el ozono tiene un efecto protector celular, ya que actúa sobre el flujo sanguíneo, y sobre la oxigenación de los tejidos, ejerciendo un efecto directo sobre el funcionamiento de la célula endotelial, aspectos determinantes, no solo en la prevención de las enfermedades cardiovasculares, sino en la recuperación de pacientes afectados por ictus.

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Asociación Argentina del Ozono - ADELO